Un pequeño favor

Los toques de comedia antes mencionados no son del todo favorables al deseo de oscurecer un poco más aquí y allá, y la excavación tipo Nancy Drew de Kendrick a veces se ve frustrada por un tono desigual, que, aunque no es fatal para los procedimientos, puede ocasionalmente producir un latigazo que es difícil de agitar.

Afortunadamente, Kendrick tiene mucho de esto en común, yendo de un forastero nerdish atrapado en la perversidad de los chismes en la puerta de la escuela de un pueblo pequeño a un cruzado empoderado, inspirado por el despido de Emily y su actitud de laissez-faire a la vida. Kendrick más que entrega, salpicando su prepotencia con el tipo de toques que se emplean en Pitch Perfect.

Lively no es tan fuerte, y aunque el desprendimiento de Emily es difícil de tocar, no tiene las convicciones necesarias al final de la obra. Del mismo modo, Henry Golding, la estrella de los Crazy Rich Asians, ofrece un giro demasiado bueno para ser verdad que complementa, pero que no eleva lo que está sucediendo.